El sábado 25 de mayo se realizó en las instalaciones del Jardín Botánico de Bogotá, el Primer Encuentro de Voceros de la Red Distrital de Agricultura Urbana y Periurbana, con líderes que impulsan el trabajo colaborativo en torno a las huertas y bancos de semillas en las diferentes localidades.
Una de las agricultoras urbanas más reconocidas de Bogotá es María Elena Villamil, líder comunitaria de la Huerta Santa Elena de la Localidad de Santa Fe, quien lleva más de 16 años, como ella lo dice, “compartiendo el conocimiento de la madre naturaleza”. Ella resaltó la importancia de trabajar de manera mancomunada entre las diferentes redes de agricultores para implementar las huertas en espacios verdes y la comercialización de sus productos en el Distrito.
Para Iván Ramos, líder de la Huerta Aula Viva y de la Huerta Comunitaria Parque San Eusebio en Puente Aranda, uno de los retos que tiene la Red es la apropiación responsable del espacio público, además del fortalecimiento del tejido comunitario y social y tener más presencia de las instituciones distritales para impulsar proyectos ambientales y de agricultura.
Desde el Jardín Botánico se les dio un reconocimiento a los custodios de diez bancos de semillas de Bogotá. La directora de la entidad, María Claudia García, destacó su papel como conocedores propagadores y protectores de los productos nativos del Distrito Capital y la región, “El Jardín Botánico de Bogotá resalta el trabajo de las comunidades, la importancia del uso sostenible de la biodiversidad y cómo nos puede dar bienestar económico a nuestra familia y la sociedad, además de contribuir con el cuidado y conservación de la biodiversidad”.
¿Cómo funciona un banco comunitario de semillas?
Los bancos comunitarios de semillas son espacios donde se guardan y cuidan semillas para que determinada comunidad haga uso de ellas, en calidad de préstamo. Tienen la función de salvaguardar semillas que por las dinámicas de producción intensiva y la tecnología han sido olvidadas y que forman parte de las raíces alimentarias de la ciudad. En otras palabras, es un intercambio basado en la confianza, el respeto por la tradición y la valoración de la semilla como punto de origen de la seguridad alimentaria de un grupo o colectividad.
En Bogotá, es destacable el trabajo que en este sentido ha realizado la comunidad muisca la cual ha venido gestionando el intercambio de semillas y rescatando especies y variedades en desuso, buena parte de ellas con alto valor nutricional.
La conformación de redes de agricultoras y agricultores es un modelo de trabajo colaborativo que aporta a la sostenibilidad y fortalecimiento de la actividad agroecológica urbana y promueve procesos organizativos, lazos de vecindad y transferencia de conocimientos y saberes en la comunidad, instituciones educativas sector público y privado, en el desarrollo de actividades como las de la Feria realizada denominada #DeHuertaEn Huerta que presentó el trabajo y los productos de las 5 rutas agroecológicas de las localidades de la Candelaria, Santa fe, Suba, Chapinero, Kennedy, Teusaquillo y Engativá.